La actividad tuvo como objetivo reforzar el concepto de la adición de manera visual y tangible, favoreciendo la comprensión a través del juego y la manipulación de objetos. Con cubos, fichas y otros elementos, los niños y niñas pudieron representar operaciones matemáticas, observar los resultados y compartir sus estrategias con sus compañeros.
Además del enfoque concreto, la clase incluyó pausas activas que ayudaron a mantener la concentración y el entusiasmo. Estos momentos de movimiento permitieron liberar energía, mejorar el estado de ánimo y preparar a los estudiantes para seguir aprendiendo con alegría.
La experiencia promovió un ambiente donde cada estudiante se sintió protagonista de su propio proceso de aprendizaje. La interacción y la colaboración fueron claves para que todos pudieran participar y avanzar a su ritmo.
Este tipo de experiencias fortalecen el vínculo entre el pensamiento lógico-matemático y la experimentación, permitiendo que el aprendizaje se dé de forma más natural y divertida. Además, integrar el movimiento en las clases favorece el desarrollo integral de los niños y niñas.
Sin duda, fue una jornada llena de descubrimientos, risas y aprendizajes. ¡Así, sumar se convierte en una aventura que entusiasma y motiva a seguir explorando el maravilloso mundo de las matemáticas!